Los Empacadores de Carne Dicen que Tyson Foods los hace Luchar para ir al Doctor
Un comprador mirando productos de pollo Tyson en un supermercado en la ciudad de Nueva York. Foto de Ramin Talaie/Corbis vía Getty Images
El equipo médico interno en Tyson Foods presuntamente oculta las lesiones, mostrando la difícil realidad de ser empacador de carne en los Estados Unidos.
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La herida en su brazo derecho sangró en una curva de carmín, como un labial corrido. Goteaba rápidamente, en riachuelos, así que estiró su brazo lejos de su cuerpo. La sangre cayó en un charco en el piso.
Andre Ngute sostuvo esta herida dolorosa en marzo de 2022 en una planta empacadora de carne de Tyson Foods en el pueblito rural de Columbus Junction, Iowa (población 2,132). Estaba trabajando codo-a-codo en el piso de matanza, empuñando cuchillos afilados, cuando uno se le cayó y se cortó. (Ngute pidio usar seudónimo por temor a la represalía.)
Enfermeras en la enfermería presencial de Tyson enrollaron su brazo en vendajes coloridos. “Por el resto de la semana, fui a la enfermería todos los días para cambiar los vendajes,” dice Ngute, de 23 años, en un mensaje de WhatsApp aproximadamente un año después. Tyson le asignó el trabajo menos agotador de anotar números en cajas, pero una semana después lo regresaron al piso de matanza. El dolor no paró. Con su brazo “aún muy adolorido”, Ngute pidió ir al hospital “para recibir el tratamiento apropiado”. Pero dice que la enfermera de Tyson le dijo que si fuera al hospital, él solo sería responsable por los gastos médicos.
“Nunca fui al hospital… porque me dieron nervios los gastos médicos,” escribe Ngute, quien había estado en su posición actual por menos de un mes, y dice que no había trabajado en Tyson el tiempo suficiente para calificar por seguro médico. (Una portavoz de Tyson escribe que “miembros del personal tienen acceso a seguro médico en su primer día de empleo” y citó un comunicado de prensa con fecha de enero 31, 2023. Sin embargo, esa política entró en vigencia algo como un año después de la herida de Ngute.)
La atención médica que recibió Ngute — aunque a primera vista pueda parecer conveniente y benévola — también puede tener su lado siniestro. Es parte de como Tyson y otros en la industria empacadora de carne y avícola pueden evitar dar informes obligatorios sobre las heridas a la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA, por sus siglas en inglés), según una investigación de noviembre 2022 sobre las enfermeras presenciales de Tyson por Alice Driver para Civil Eats.
OSHA no requiere que las compañías reporten heridas menores, pero sí requiere que las compañías mantengan un registro de heridas o enfermedades ocupacionales si requieren más que primeros auxilios, tiempo de descanso, o un cargo reducido de trabajo.
Además de una fatalidad en el lugar de trabajo (que se tiene que reportar dentro de 8 horas), tres tipos de heridas severas — la pernoctación en un hospital, la pérdida de un ojo, o amputación — se deben reportar a OSHA por teléfono o email, explica Debbie Berkowitz, quien había sido jefe de personal y despues asesora senior en políticas en OSHA de 2009-2015. (Ahora es miembro de la Iniciativa Kalmanovitz Laboral y de los Trabajadores Pobres en Georgetown University). Otras heridas que requieren tratamiento médico son apuntadas en el registro oficial de la compañía de heridas y enfermedades, sobre cual OSHA solo requiere un resumen anualmente.
“El sistema está diseñado para utilizar eficientemente los recursos limitados de OSHA,” escribe Driver. “Pero las compañías pueden desviar la atención de OSHA si las enfermeras administran primeros auxilios en lugar de recomendar atención médica.”
Ella continua: “Esta es una de varias razones por la cual a los trabajadores en el sistema de Tyson no se les permite consultar con doctores sobre una herida a menos que la enfermera presencial lo recomiende, según una enfermera y varios trabajadores de la planta empleados por Tyson. Si un trabajador quiere hacer consulta con un médico independiente, tiene que pagar por su propia atención médica.”
Driver obtuvo acceso especial a cómo funciona el sistema de enfermeras presenciales cuando una enfermera de Tyson se convirtió en denunciante. La enfermera, quien pidió anonimidad por temor a las represalias, le dijo a Driver y a Civil Eats que los gerentes de Tyson, a pesar de no tener formación médica, apresuraron a las enfermeras a parar lo que se podría considerar una progresión normal de atención médica para los trabajadores heridos.
“Pues, entonces tratenla y eviten que esto sea reportable para OSHA,” dijo la enfermera, describiendo a Driver el equipo de gerentes donde trabajaba.
Un artículo en Abril en la Journal of Ethics de la Asociación Médica Estadounidense co-escrita por Berkowitz, Anna D. Goff, Kathleen Marie Fagan y Monica L. Gerrek, titulado, “Las Clínicas en las Plantas Empacadoras De Carne y Avícolas Ponen en Peligro a los Trabajadores?” describe a un patrón similar tras la industria: “Si un trabajador va a su propio doctor sin el permiso de la compañía, la compañía afirma que la herida no está relacionada con el trabajo, no la registrará, y no cubrirá los gastos médicos relacionados.”
Tras la industria empacadora de carne, cuando los trabajadores buscan asistencia medica en las clínicas presenciales, rutinamente son regresados al trabajo hasta despues de reportar dolor en los hombros, dedos y manos, segun Berkowitz y sus co-autores. En otras ocasiones, los trabajadores son cargados con medicinas anti-inflammatorias como ibuprofen que, en altas calidades, pueden aumentar la probabilidad de úlceras estomacales, enfermedad renal, y cardiopatía.
“Los trabajadores en la industria empacadora de carne y la industria avícola son ‘pacientes presos’ en estas clínicas y con frecuencia reciben medidas disciplinarias y despido si buscan atención médica independiente,” escriben Berkowitz y sus co-autores. Concluyen que las clínicas presenciales “ponen en peligro a los trabajadores al retrasar a la atención médica y perpetúan condiciones peligrosas en la planta en lugar de mitigar los peligros en los sitios de trabajo y prevenir heridas y enfermedades.”
En una declaración escrita, Tyson Foods afirmó que “la salud y el bienestar de nuestros miembros de personal es nuestra máxima prioridad” y que “no negamos atención médica a nuestros empleados.”
Continua: “Si un miembro del personal es lesionado en el trabajo, tenemos un proceso obligatorio de reportaje, independientemente de que tan menor creamos que es la herida. Hacemos esto porque creemos en intervención temprana y detección rápida, para que cada herida se pueda atender rápidamente. Seguimos un proceso sistemático para el reportaje, la intervención, la evaluación, y el tratamiento de las heridas y enfermedades de forma inmediata. Comienza con una evaluación inicial por enfermeras presenciales ocupacionales, y progresa por una serie de pasos incluyendo a la remisión a atención médica externa cuando sea necesario. Tratamiento de primeros auxilios está accesible para cualquier miembro de personal que lo necesite.”
La declaración también nota que hay dos programas de seguridad en orden: “We Care” (Nos Importa) y “I’ve Got Your Back” (Te Respaldare), que “educa y empodera a cada miembro de personal a pensar sobre y abordar a la seguridad de forma proactiva.” También nota que, hace dos años, Tyson Foods “lanzó un proyecto piloto abriendo a una clínica médica Bright Blue cerca de una cantidad de nuestras facilidades que ofrece acceso más fácil a tratamiento médico de alta calidad para nuestros miembros de personal y sus familias.”
Pero Tyson se negó a comentar o responder a la mayoría de las afirmaciones y observaciones en este artículo, incluyendo la cuestión de si los trabajadores experimentan oposición o represalias por buscar atención médica independiente sin la recomendación de la compañía.
Mas peligroso que un aserradero
Michael Felsen, quien trabajó como un abogado por casi cuatro décadas en el Departamento del Trabajo y ahora sirve como asesor para el Consejo Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, escribe en un email a In These Times que “estudios recientes demuestran que las plantas procesadoras de carne y avícolas continúan a tener índices más altos de lesiones severas que otras profesiones también consideradas peligrosas, como la serrería, la construcción, y la explotación petrolera.” Agrega que “los trabajadores son rutinamente y repetitivamente expuestos a piezas maquinarias que pueden causar lesiones traumáticas, incluyendo a las lesiones por presión, la amputación, el troceado, y las quemaduras. Y la trauma cumulativa de repetir las mociones miles de veces por dia con frecuencia causa heridas severas y discapacitantes, resultados de lo que se llaman ‘riesgos ergonómicos.’”
Según Felsen, “reportes de la Oficina de Contabilidad del Gobierno y otras fuentes demuestran que las lesiones laborales con frecuencia van sin reportarse.” Muchas compañías tienen sistemas punitivos de puntos en que los trabajadores que no atienden al trabajo por heridas son asignados puntos que pueden resultar en el despido, y cita las clínicas presenciales como una manera para que las compañías puedan ocultar las heridas.
“Los trabajadores con frecuencia son intimidados a no reportar heridas y enfermedades laborales por temor a ser despedidos. Así que, hasta las altísimas índices de lesiones en estas plantas procesadoras son, sin duda, engañosamente bajas,” dijo Felsen. “La situación es peor de lo que parece.”
En entrevistas con decenas de trabajadores para los artículos en esta serie, In These Times escuchó testimonios similares de trabajadores denunciando la falta de atención a sus necesidades de salud y seguridad, y un entorno laboral de alta presión que los forza a regresar al trabajo después de herirse.
Como Berkowitz dijo a Driver: “Los trabajadores en estas plantas carnosas tienen tasas extremadamente altas de síndrome de túnel carpiano, pero la industria carnicera ha encontrado manera para esconder estos índices de la atención del público.”
Los trabajadores de color como Ngute, un trabajador inmigrante de Cameroon, son desproporcionadamente representados en las industrias carniceras y avicolas que incluyen a casi 500,000 trabajadores tras la nación. Casi la mitad de los trabajadores empacadores de carne son de bajos ingresos, con aproximadamente 12.5% de la población ganando bajo el umbral de pobreza. Solo 15.5% tienen seguro médico.
Un año después de su herida, la cicatriz de Ngute se extiende por su brazo, un signo de puntuación en su cuerpo, un contragolpe contra su piel negra. “Esperaba que la cicatriz no se quedaría en mi brazo,” escribe. Nunca pudo recibir tiempo de descanso remunerado, indemnización, o demandar por daños — porque tendría que pagarlo él solo, ir al hospital, y recibir trato médico.
Varios trabajadores en Tyson dicen que lo que hace la compañía cuando sufren heridas musculoesqueletales es proveerles una bolsa de hielo o analgésicos antes de pedirles que regresen a trabajar. En cada paso del proceso después de una herida, los trabajadores entrevistados por este artículo dicen que tienen que abogar por sí mismos para recibir tratamiento médico adecuado.
Las entrevistas y la investigación por este artículo revelaron que los trabajadores están en una lucha sin parar para escaparse del trabajo debilitante — si tan solo por un tiempo — para mitigar el dolor de sus cuerpos afligidos con tratamiento médico adecuado.
“Cuando llega la cuarta o quinta semana y continuas insistiendo que quieres ver a un doctor, te dan una cita corta con la enfermera superior,” dice Mercedes Flores (un seudónimo), una trabajadora de Tyson en Columbus Junction. “Los vendidos supervisores te sugieren que te pueden cambiar de trabajo pero que no vallas al doctor. Es un acoso en el cual el lastimado tiene que sacar su potencial y peliar por [el] simple derecho de ir al doctor.”
Al prevenir la producción de un récord médico, la administración de primeros auxilios puede complicar la posibilidad de recibir indemnización y otra remuneración por daños después de las heridas.
El sistema de Iowa de compensar a los trabajadores heridos — y el comisario anterior de indemnización laboral, Chris Godfrey — llamaron a la atención de Tyson en 2010 cuando la compañía “dibujó un agujero de diana en el oficial que supervisa al sistema de Iowa para compensar a los trabajadores heridos,” segun una investigacion de 2015 de ProPublica.
Godfrey “había irritado a Tyson con una serie de sentencias que, según la compañía, expandió lo que tenía que cubrir, impactando a las ganancias,” según la investigación. Así que Tyson luchó duro para apoyar a la campaña de Republicano Terry Branstad de governador y, ya que fue elegido, ayudó a Branstad a defender su decisión para reducir al salario de Godfrey por 30% (después de que Godfrey se rehusó a renunciar).
“Por los últimos 25 años… Tyson ha tomado la delantera en remodelar la indemnización por accidentes laborales, frecuentemente en detrimento de los trabajadores, según ProPublica. “La historia de Tyson también es una historia más grande sobre la política Americana: como, una y otra vez, una compañía determinada, viendo a sus ganancias amenazadas, puede doblegar al gobierno y la ley a su voluntad.”
Paternalismo corporativo y un honor dudoso
En enero de 2015, OSHA empezó a requerir que los empleadores reportaran las heridas severas a nivel de amputación, la pérdida de un ojo, o una pernoctación en el hospital. Segun una entrada de blog del 30 de marzo del Economic Policy Institute, datos de OSHA de 29 estados (incluyendo a Iowa) demuestra que, entre el 1 de enero de 2015 y el 31 de mayo de 2022, los empleadores reportaron a 74,025 trabajadores con heridas severas — aproximadamente 27 por dia. Compañías conocidas como el Servicio Postal de EE. UU, (516,760 empleados en 2022), Walmart (1.6 millones de empleados en los Estados Unidos), UPS (444,000 empleados) y FedEx (249,000 empleados en 2022) encabezan la lista — cosa que no es sorprendente dado la gran cantidad de trabajadores que emplean.
Pero Tyson, que empleó a 140,000 trabajadores en 2022, ocupa el quinto puesto, con 279 heridas severas, ganándose el honor dudoso de ser líder entre las compañías empacadoras de carne y avícolas. En comparación, Ford Motor Company, que está sindicado, con 90,000 empleados en 2022, reportó 41 heridas severas.
Tyson Foods es la empacadora de carne segunda más grande del mundo. Con 241 plantas en los Estados Unidos, es el productor de carne de ave más grande en el país. Fue fundado en 1935 por John W. Tyson, cuyos familiares, incluyendo a su nieto y bisnieto, aún son altos ejecutivos y siguen involucrados con la compañía hoy. Tyson terminó el año fiscal de 2022 con ganancias sin precedentes de 53 mil millones de dólares, un aumento de 13% sobre el año pasado. Sus ingresos netos crecieron a 3.25 mil millones de dólares, un aumento de 6% sobre 2021.
“La estrategia de negocios de Tyson es una combinación de paternalismo corporativo, fervor evangelico, y capitalismo,” escribió etnografía de la Universidad de Iowa Kirsty Nabhan-Warren en su libro de 2021, Meatpacking America: How Migration, Work, and Faith Unite and Divide the Heartland (Empaque de Carne en América: Como la Migración, el Trabajo y la Fe Unen y Dividen al País). La compañía, escribió Nabhan-Warren, tiene más de 115 capellanes internos, la mayoría antiguamente del ejército americano, quienes sirven como gerente-ejecutores, imbuidos con autoridad religiosa.
Un email típico en tiempo de fiestas hacia los trabajadores de un capellán, que es traducido a Francés, Español, y el dialecto Birmano Hakha Chin, dice: “No nos adelantemos. Primero lo primero. Si, podrás decorar tu árbol navideño y hacer todo lo divertido. Pero primero tienes que trabajar para tener el dinero para hacerlo.” Los capellanes también usan versículos bíblicos (“…Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado”) para avergonzar a los trabajadores para que trabajen más, con exhortación a no ser “flojo” salpicado con expresiones coloquiales como “Sale, bye!” y emojis sonrientes, según Nabhan-Warren.
Nabhan-Warren recorrió la planta de Tyson en Columbus Junction como investigación para su libro y se asombró al ver el trabajo hábil de los empacadores de carne, también reconociendo el daño mental y corporal de sus trabajos rendidores. “Los trabajadores en la línea hablaron sobre el dolor que sufren, las pesadillas que tienen por el trabajo violento, y que el olor a la muerte siempre lo llevan en sus cuerpos,” ella escribe.
Algunas de las heridas de los trabajadores en Tyson evocan a la novela de Upton Sinclair, La Jungla — que gráficamente describe las condiciones explotadoras del trabajo en el “rio de la muerte” del empaque de carne. La herida de Ngute tambien evoca a el reporte del Departamento del Trabajo de 1998, que señaló que los trabajadores estaban “estacionados tan cerca que laceraban a sus colegas con sus cuchillos.”
La cuestión de seguridad de la industria del empaque de carne ha sido catalogada extensivamente por 18 años por reportes de Human Rights Watch como “Blood, Sweat and Fear” (Carne, Sudor, y Miedo” y “When We’re Dead and Buried, Our Bones Will Keep Hurting,” (Cuando Estemos Muertos y Enterrados, los Huesos Aún Nos Dolerán), que examinan a las prácticas empresariales y las violaciones de los derechos de los trabajadores. Además del sufrimiento físico, el reporte señaló que la baja paga de los trabajadores “correspondió con la disminución de la prevalencia y el poder negociador colectivo de los sindicatos.”
“Creo que la crueldad de las políticas laborales de Tyson y su estado no sindicado están íntimamente ligados,” dijo el profesor de historia de la Universidad de Iowa y autor Colin Gordon, refiriéndose a la planta de Columbus Junction. “Tal clima tal vez pueda animar a la organización laboral en un respeto, pero en otros respectos importantes, eleva los riesgos para los trabajadores.”
OSHA — debido a recursos limitados y falta de fondos — sólo condujo a 24,333 inspecciones en el año fiscal de 2022. A ese ritmo, inspeccionar los millones de lugares de trabajo de la nación tardaría más de 160 años, según Berkowitz y su colega Patrick Dixon.
Un problema con que las protecciones laborales dependan sobre la competencia del gobierno es que remueve a los trabajadores como los agentes sociales fundamentalmente responsables por mejorar su situación, y transfiere el poder a profesionales administrativos muy alejados de las realidades de dia al dia laborales. “En efecto, la historia entera de regulación social en el Oeste ha demostrado que ningún ejército de inspectores gobernantes puede garantizar el cumplimiento de la gerencia sin presión sistemática y organizada en el sitio de trabajo,” escribió historiador Nelson Lichtenstein en su libro de 2013, A Contest of Ideas: Capital, Politics, and Labor (Un Concurso De Ideas: Capital, Política Y Trabajo).
Trabajar en Tyson fue un avance para Teresa Chávez (un seudónimo) después de una serie de trabajos de abarrotes y de fabricación que pagaban $16 a $18 por hora. Tyson le ofreció un bono de inicio de $5,000 y pago de $18 por hora, que se subiría a $20 por hora si no perdiera ningún dia de trabajo en un periodo de paga. Además, podía trabajar con sus padres, amontonándose en un coche para ahorrarse la gasolina.
Pronto, el aumento de pago no pudo compensar por el dolor en sus manos. Sentada en su cocina en Febrero, habló sobre como la sensación de hormigueo había comenzado en Diciembre, y luego sus manos se adormecieron. Rutinas simples — recoger sus llaves, girar la perilla de la puerta, usar su teléfono — se convirtieron en pruebas agudisimas. Al lado de sus padres, investigó en Google, inicialmente asentando que la artritis era la causa.
Chavez dice que había estado trabajando turnas de casi 12 horas de las 6 de la mañana a las 5:30 de la tarde en la línea del corte de Tyson. Cuando finalmente fue a un doctor fuera de la red de enfermeras de Tyson, dijo que el diagnóstico fue síndrome de túnel carpiano. Le dice a In These Times que le dijeron que o podría tener cirugía o conseguir otro trabajo. La noticia fue devastante. Dijo que sus gerentes en Tyson estaban enojados porque consiguió atención médica fuera de la red de enfermeras presenciales.
Los ingresos mas altos en Tyson le permitieron a Chavez a mudarse con su fiancé. No había terminado de desempacar cuando la visité en Iowa City en Febrero. Su sala estaba plagada de cajas repletas, derramándose de ropa, libros, y DVDs. Desde Diciembre, casi no habia podido detener su teléfono, mucho menos desempacar. Dijo que Tyson la puso en baja medica sin paga, diciendo que la herida habia ocurrido afuera del trabajo. Pero preocupada por pagar su renta, no podía perder sus ingresos. Dijo que se regreso a UPS, donde trabajo antes de Tyson, “para ver como siguen mis manos” y ver si podría regresar a Tyson. “La verdad, no estoy 100% segura,” me dice.
Aunque las directrices de OSHA dicen que los empleados se deben de rotar para evitar trastornos musculoesqueléticos, los reportes han demostrado que la compañía puede negar estas heridas. “Pero en lastimaduras que [las] enfermeras vendidas saben son causas de los movimientos repetitivos o acumulativos… te dan seguimiento por una semana y por lo general la próxima revisión estás dado de alta. Pero si dices seguir mal entonces te dan opción…” de hielo, crema para el dolor, o pastillas. “Si eres muy llorón te dan dos cosas a la vez.”
Flores dice que después de su herida por el impacto de movimientos cumulativos, su carga de trabajo fue reducida a la mitad. “Eso es lo que hicieron. Pero cuando me mandaron con el vendido doctor me quito eso, y me dio de alta y me moria de dolor.”
“Era evidente que no estaba bien y no le importó a nadie.”
Esta es la segunda parte de una serie de dos partes. Lea la primera parte aquí.
Este reportaje fue apoyado por Economic Hardship Reporting Project.
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Luis Feliz Leon is an associate editor and organizer at Labor Notes.