Ni Salvadores, Ni Mártires: El Activismo Colectivo Antes y Más Allá de “Los Tres de Tennessee"
El activismo colectivo tiene profundas raíces en Tennessee y, a pesar de la feroz oposición, el movimiento seguirá luchando.
Henry Hicks IV
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El 12 de abril de 1864, el general de división del ejército confederado Nathan Bedford Forrest ayudó a liderar una acción militar en Fort Pillow, un bastión de la Unión fuera de Henning, Tennessee. El regimiento de Forrest consistía en aproximadamente 1500 hombres mientras que Fort Pillow contaba con 600 — incluyendo algunos anteriormente esclavizados — que se habían unido a la causa de la Unión como las Tropas de Color de los Estados Unidos.
Después de la batalla, los soldados de la Unión se retiraron bajo la ladera hacia el Río Mississippi y lejos de los límites de la fortaleza, pero según John Cimprich, autor de Fort Pillow, Una Masacre de la Guerra Civil y Memoria Pública, y según otras fuentes, fueron rodeados. La mayoría de los soldados de la Unión se rindieron, tiraron sus armas, y rogaron ser arrestados como presos de guerra.
En lo que sería una de las masacres anti-negros más mortíferas en la historia de los Estados Unidos, los soldados de Forrest mataron a casi 300 de los desarmados, la mayoría, soldados negros de la Unión, cuya sangre corrió en suelo Tennesiano.
Forrest, quien llegaría a ser el primer “Gran Mago” del Ku Klux Klan en 1867 después de su creación en Pulaski, TN, aún conserva su impacto en el estado. Hay un parque estatal con su nombre, un día feriado estatal honrando su legado y, entre muchos otros monumentos, hubo (hasta hace poco) una escultura en bronce suya en un parque de Memphis (anteriormente llamado “Parque Forrest”), a sólo una hora de donde ocurrió la masacre de Fort Pillow. Hasta hace seis años, había más monumentos de Forrest en Tennessee que de los tres presidentes (Andrew Jackson, James K. Polk y Andrew Johnson) originarios del estado, en conjunto.
Tal vez el ejemplo más nocivo es el del busto de Forrest de casi 3,000 libras que fue exhibido orgullosamente por más de cuatro décadas en el Capitolio estatal de Tennessee (en 2010, fue lo cambiaron de las puertas de la Cámara de Representantes, al pasillo principal entre la Cámara y el Senado) hasta que finalmente, fue retirado hace dos años.
Sería fácil — pero equivocado — pensar en Tennessee únicamente como un lugar en que la supremacía blanca y el conservadurismo extremista operan desenfrenadamente; no obstante, el estado ha recibido muchas críticas de la prensa a raíz de lo anterior en años recientes. Los legisladores estatales aprobaron la primera prohibición estatal del drag en la nación, este mismo año, expulsaron a dos legisladores negros de la Cámara por protestar contra la violencia armada en abril, e intentaron, en años recientes, instituir la Biblia como el libro estatal. Por otra parte, en enero, en Memphis, la policía mató a Tyre Nichols, de 29 años.
Tennessee, sin embargo, es también un estado complejo con una amplia tradición de activismo social, donde un legado de resistencia y movilización social actúa como contrapeso a los ataques persistentes a las libertades civiles y derechos humanos. La historia de cómo el busto de 3000 libras de Forrest fue retirado del Capitolio, por ejemplo, ilustra mucho más sobre lo qué está pasando en el país ahora, que cómo llegó ahí. El activismo que resultó de la muerte de Nichols dice mucho más que el asesinato a manos de la policia, y la rapidez con la cual los dos jóvenes legisladores negros fueron reintegrados, desafía la rapidez con la que fueron expulsados. Algunos líderes de movimientos sociales dicen que la lucha por la justicia social, racial y económica en Tennessee es tan profundamente impactante, que podría ser parte de un modelo de cambio político para todo el Sur.
“Ha habido momentos de esperanza que persisten hasta hoy en día”, dice el representante Justin J. Pearson, demócrata de Memphis y uno de los Tres de Tennessee que fue atacado por legisladores republicanos por haber protestado contra la violencia armada en la Cámara. “Es por los Tennesianos que me anteceden que tengo esperanza…Nunca nos daremos por vencidos. Y si no nos damos por vencidos, no podemos perder.”
Tennessee ha sido, a fin de cuentas, el sitio de la huelga de 1968 de los trabajadores sanitarios, famoso por su lema, “SOY UN HOMBRE.” Muchos líderes y activistas del movimiento de los derechos civiles se capacitaron en liderazgo en Tennessee; desde el difunto Representante John Lewis y Diane Nash (co-fundadora del Comité Coordinador Estudiantil No Violento) que asistieron a talleres de acción colectiva del reverendo James M. Lawson, a Rosa Parks y Martin Luther King Jr., que se capacitaron en el Centro Highlander para la Investigación y Educación, por nombrar sólo algunos. En el pasado, luego del colapso de la Reconstrucción, una nueva clase de activistas resueltos a resistir a Jim Crow y los Códigos Negros sembraron raíces en el estado, incluyendo a Ida B. Wells-Barnett y W.E.B. Du Bois, entre otros.
Mientras que el enfoque de la nación estaba puesto en los Tres de Tennessee esta primavera, los activistas se han comprometido a poner en práctica un tipo de política de solidaridad que, afirman, siempre ha definido al activismo efectivo en el estado. Es una política que rechaza la noción de héroes singulares, salvadores o mártires y que, en su lugar, se enfoca en coaliciones vastas e intencionales.
“El legado del activismo intergeneracional e interseccional y la creación de las coaliciones de forma estratégica, es un don que puede ofrecer el Sur, particularmente en Tennessee,” dice D.J. Hudson del grupo comunitario Sureños en Nueva Tierra. Hudson vivió en Nashville durante 15 años y ahora trabaja en Georgia. “Lo que creó fue una longevidad. También fomentó confianza que nos permitió tomar más riesgos juntos. Y nos ayudó cuando nos estábamos organizando, cuando necesitábamos fortalecernos, cuando teníamos que mejorar y cuando necesitábamos más gente — en eso nos basamos.”
Ash-Lee Woodard Henderson, co-directora ejecutiva del Centro Highlander para la Investigación y Educación en New Market, Tennessee, observa que “Tennessee ha estado, de manera significativa, a la vanguardia del activismo social Sureño — en cuanto al movimiento laboral, la larga historia de activismo radical pro ambiental, el conservacionismo, la justicia racial, la lucha contra la brutalidad policial, la lucha para abolir las prisiones y los centros de detención, la lucha pro justicia para los inmigrantes, y mucho más. Todas estas luchas convergen en nuestro gran estado.”
Highlander fue fundado en 1932 y se convirtió en un lugar que organizó a los trabajadores, al sector rural y a los sureños. Hoy en día, es un recurso esencial para capacitar líderes activistas en todos los aspectos y sectores.
“Todo ha convergido hacia este momento en que esta trifecta derechista está haciendo todo lo que tiene en su poder para consolidar su poder…y consolidar su poder en las ramas legislativas, judiciales, y ejecutivas,” dice Henderson. “Están haciendo todo lo que pueden, porque hemos estado creando coaliciones en todo el estado por encima de las diferencias ideológicas, de las diferencias sectoriales, y de todo tipo de identidades.”
Muchos han visto la fortaleza con la cual los activistas Tennesianos han respondido a varios problemas, incluyendo la expulsión de los Tres de Tennessee, y toman esos esfuerzos como la clave para realizar el cambio transformador.
“Desde nuestro punto de vista en MVP, haber fundado grupos en más de 40 estados,” dice Billy Wimsatt, director ejecutivo del Movement Voter Project (MVP por sus siglas en inglés), “Tennessee ya estaba en nuestro radar como un estado que tenía grupos excelentes y estratégicos…el activismo en Tennessee es extraordinario, y eso, desde antes de que surgieran los Tres de Tennessee.”
Los progresistas no son los únicos viendo al estado como un sitio crítico de transformación. En un audio filtrado de una junta privada del caucus Republicano de la Camara de Representantes en Abril, el Representante Scott Cepicky (R-Culleoka) dejó claro que los movimientos de justicia social de Tennessee están ganando terreno — y aparentemente, poniendo nerviosos a los Republicanos.
“La izquierda quiere a Tennessee, porque si nos ganan, se acaba la Republica…el mundo nos está observando — ¿vamos a defender nuestra posición?” cuestiono Cepicky.
El Reverendo Dr. William Barber II, co-líder de la Campaña de los Pobres, ha estado en la vanguardia del activismo social interseccional con su campaña recurrente de Lunes Moral creada en Carolina del Norte, justo al este de Tennessee. Ha prestado gran atención a la situación de su estado vecino — el terreno electoral, la demografía cambiante, la creciente urgencia de su gente — y es optimista sobre la oleada y el futuro del activismo social en Tennessee.
“Hay múltiples raíces en Tennessee, y se ha hecho tanta labor de activismo”, dice. “Tennessee tiene el potencial de construir coaliciones de política moral capaces de derrocar al mando y al poder electoral de los extremistas. No es una suposición, sino que los números están ahí, y hay quienes lo saben, tal como los Tres de Tennessee, Gloria [Johnson], Justin Jones, Justin Pearson, y otros más. Saben que los números están ahí, pero será un trabajo arduo.”
Lo será, sin duda. La trifecta republicana del Estado — el partido republicano tiene a su cargo la gubernatura del estado y las súper mayorías en ambas cámaras del poder legislativo (ambos senadores y todos, salvo uno de los miembros de la Cámara de Representantes, son también republicanos) — ha atacado la democracia en los últimos años. En 2019, luego de un exitoso esfuerzo a nivel estatal del año anterior para registrar a los votantes de color, los legisladores estatales intentaron restringir campañas pagadas de inscripción de electores. El esfuerzo rindió frutos y la ley fue aprobada, no obstante, más adelante fue bloqueada por un juez federal. En fecha más reciente, este año, el poder legislativo despojó de toda autoridad a la junta ciudadana de supervisión policial.
Entretanto, el 60% de los votantes del estado eligieron a Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2020 — aunque Tennessee se sitúa en los últimos lugares de participación electoral en los Estados Unidos, ocupando el lugar número 46 en 2020, debido, en gran medida, a un porcentaje sustancial de políticas electorales represivas: Tennessee requiere que los votantes presenten un justificante para poder votar por correo, y además deben registrarse al menos 30 días antes de las elecciones (contrario a muchos estados que permiten efectuar el registro el mismo día). La política electoral del estado también se ha visto sesgada por la manipulación electoral y la preferencia, una doctrina que permite a los legisladores estatales anular los órganos de gobierno locales en todo el estado.
Se estima que la población en edad de votar de Tennessee es de unos 5,5 millones, y a más de 470 000 de ellos se les prohíbe votar debido a las leyes de privación de derechos del estado, según los datos actualizados este año en un informe de The Sentencing Project. Eso incluye que uno de cada 5 votantes negros en Tennessee tienen prohibido votar. (“Tennessee cuenta con el mayor índice de supresión de derechos para ciudadanos negros y latinos”, según el reporte, y Florida es el único estado que prohíbe votar a más individuos con condenas de delitos mayores. Según un reporte del Brookings Institution de 2018, el código postal 37208 del norte de Nashville cuenta con el mayor índice de encarcelamientos de la nación, mientras que lo que parece ser el mayor corporativo de cárceles privadas en el país tiene su sede al otro extremo de la ciudad, en el sur de Nashville.
Los organizadores, activistas y políticos entrevistados para este artículo, están conscientes de los retos que enfrentan los tennesianos y muchas otras comunidades sureñas, pero a la vez, mencionaron que están ganando terreno.
“Tennessee es parte del modelo, pero no podemos designar a Tennessee como anomalía”, dice Barber. La organización comunitaria y el activismo social en Tennessee, Carolina del Norte, Alabama, y Georgia pueden fusionarse y proveer un plan de cambio multifacético en todo el sur de los Estados Unidos”.
Barber menciona que él y el Movimiento de los Lunes Moral fueron invitados a Tennessee luego del tiroteo del 28 de marzo en la Escuela Covenant en Nashville, y menciona a los activistas interseccionales e intergeneracionales que se les unieron. “Fueron más de 2000 personas que se presentaron”, dijo Barber. “[Había] miembros del clero, gente afectada, y estudiantes que se nos unieron, madres que tienen hijos [en Convenant] y cuando nos reunimos ese día, lo interesante fue que no quisieron hablar de Los Tres de Tennessee. De hecho, los tres legisladores no quieren hablar sobre lo que les pasó, sino del porqué de lo que ocurrió.
“Mientras más atención les prestan los medios, más se resisten y dicen, ‘No se trata de nosotros, sino del objetivo de nuestra lucha.’” (De hecho, el representante Justin Jones rechazó una entrevista para este artículo.)
“Me gusta decir que lo que estamos viendo en Tennessee es similar a lo que decían las madres y los predicadores en Sudáfrica,” agrega Barber. “Decían que una mula moribunda da las patadas mas fuertes. Todo este engaño, toda esta guerra cultural, toda esta supresión electoral es señal de que los extremistas políticos se están dando cuenta de que no podrán mantener el poder a largo plazo.”
LA PLAZA DEL PUEBLO
El asesinato de George Floyd creó un momento decisivo en Tennessee en cuanto al infame busto de 3,000 libras de Nathan Bedford Forrest en el Capitolio.
“Coreabamos en la Plaza,” dice Reverenda Venita Lewis, presidenta de la Delegación de Nashville de La Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color. “Tráigannos la cabeza de Nathan Bedford Forrest. Aunque esté muerto. Queremos su cabeza. ¡Tráiganla! ¡Tráiganla! ¡Tráiganla!
El Representante Justin Jones (Demócrata de Nashville) ayudó a liderar el esfuerzo y después escribió un libro documentando a la ocupación: La Plaza del Pueblo: Sesenta y Dos Días de Resistencia Pacífica. Incluye un prólogo de Barber.
“Cientos de miles se manifestaron a través del país, y miles fueron movilizados en Nashville,” escribe Jones. “Pero ¿qué tal si ejerciéramos presión constante?”
Hubo resistencia ocasional al busto de Forrest desde que fue installado en 1978 (incluyendo una protesta de residentes negros el día que fue desvelado,) pero los activistas vieron nuevas oportunidades en el momento.
“Las protestas de George Floyd llegaron a ser el núcleo, el poder, la energía necesaria,” dice Lewis, quien fue nombrada “Reina Madre” de la plaza por muchos manifestantes.
La ocupación de la Plaza del Pueblo es un momento significativo en el activismo del Tennessee contemporáneo, y sirvió como preludio a lo que eventualmente se convertiría en el momento de los Tres de Tennessee. La tensión creciente entre la legislatura y los activistas incluyó una intensificación en la represión de la disidencia.
En años recientes, la Plaza Legislativa, en Nashville, ha sido sitio da varias manifestaciones — contra la guerra, en pro de los derechos de personas transgénero, marchas de Las Vidas Negras Importan, y protestas por el derecho al aborto, entre otros. A solo unas cuadras, el 27 de febrero de 1960, en lo que antes era una barra de almuerzos de Woolworth’s, unos 100 manifestantes fueron arrestados como parte de una acción masiva focalizada en farmacias en el centro de la ciudad durante la primera oleada de protestas “sit in’ en Nashville del movimiento de los derechos civiles.
En un estado donde la creación de coaliciones es tradición, Lewis dice que la Plaza del Pueblo fue la primera vez en sus años como organizadora, cuando aliados improbables como Tennesianos blancos y ricos, se juntaron con activistas de forma duradera, comprometiéndose a luchar por la justicia racial. El espacio de la plaza se transformó en un sitio vibrante con noches de micrófono abierto, comidas comunitarias, y un evento de drag.
“Vi a los padres de Franklin y de Brentwood — blancos — que estaban ahí, y alentaron a sus hijos a quedarse,” recuerda Lewis sobre la manifestación en la Plaza del Pueblo. “Si alguien fue arrestado, [los padres] se aseguraban que fueran liberados [bajo fianza].” Los miembros de la comunidad, en solidaridad, atendieron manifestaciones y proporcionaron provisiones después de redadas policiales.
La Plaza del Pueblo, de algún modo, también preparó a tennesianos blancos y de altos ingresos a unirse a la resistencia, pudiendo ser movilizados después de la expulsión de Jones y Pearson. Para los que tomaron parte, fue un curso de inmersión en la solidaridad.
Algo como un mes después, el 9 de julio, una comisión convocada por el gobernador votó a favor de remover el infame busto. Al poco tiempo, la legislatura estatal convirtió en delito la acampada en la propiedad estatal, incluyendo afuera del Capitolio. Aun así, los activistas habían realizado cambios significativos.
Un año después, el busto de Forrest sería arrastrado de su pedestal, cargado en una camioneta, y trasladado al Museo Estatal de Tennessee.
“De todas las protestas en qué he participado — ahora tengo 66 años — para mi,” dice Lewis, “la protesta de la Plaza del Pueblo…fue el comienzo de una nueva era.”
TYRE NICHOLS Y LA MASACRE DE COVENANT
El 7 de enero, la policía de Memphis ordenó a Tyre Nichols a orillarse en una ruta desierta a dos minutos de su casa. Nichols, desarmado, huyó después de ser arrastrado de su carro y asaltado por agentes policiales, por lo menos uno de ellos, con arma en mano. Fue perseguido y acorralado por cinco agentes, y lo empezaron a golpear. Nichols fue golpeado, rociado por gas de pimienta, y pateado, mientras que rogaba misericordia. Falleció tres días después.
“El asesinato de Tyre Nichols,” dice Pearson, “[que fue causada por] la brutalidad policial y por un sistema edificado sobre la supremacía blanca y el racismo anti-negro, catalizó la conversacion en Memphis sobre qué podemos hacer para impulsar la transformacion y el cambio.”
La muerte de Nichols impulsó a protestas tras el estado — y la nación — que contribuyeron a la creciente resistencia en Tennessee.
“La energía que sentí, y que muchos sintieron, fue palpable,” dice Amber Sherman, que es coordinadora de rápida reacción de la red En Nuestros Nombres y miembro de la delegación de Memphis de Las Vidas Negras Importan. “La gente se sentía como que era el momento para avanzar en el tema.”
Sherman agrega que la indignación nacional acerca de el asesinato de Nichols se sintió tremendamente, e impulsó a miembros de la comunidad que, antes quizá no se habrían unido a movimientos contra la violencia racial estatal. “Creo que marcó un nuevo modelo de activismo,” dice. “Hay gente en la comunidad…que nunca hubiera asistido a una protesta o a una junta del concejo municipal…jóvenes, pero también gente de mayor edad que, con frecuencia, son más conservadores y no siempre se oponen a el control policial…Vi a muchos de mayor edad que dijeron, ‘No, no necesitamos esta forma de vigilancia policial.”
La muerte de Nichols fue un momento decisivo en todo el estado, pero especialmente en Memphis. La ciudad es 65% negra — notable en un estado con población negra de 17% — y el tema de la violencia armada y la violencia policial ha sido exacerbado en la ciudad. Asimismo, los asesinatos policiales de Darrius Stewart and Martavious Banks marcaron puntos de convergencia para los miembros de la comunidad.
Después de el asesinato de Nichols, Sherman dice que una coalición amplia se movilizó por medio de una semana de acción, que incluyó discursos sobre la intersección de la justicia racial y económica y entrenamientos sobre cómo consulta pública en juntas de concejo municipal. También dice que los activistas de más edad ayudaron a reunirse, y aconsejaron a los activistas jóvenes.
“La gente que vive aquí, en este barrio, que está diciendo, ‘No, no queremos policía, no queremos que nos detengan por pretexto, no queremos [policía] en patrullas sin identificación policial. No queremos policía encubierta en nuestras comunidades,” dice Sherman. “Abogamos por muchas cosas — como la transformación policial — sólo por la energía que hay en este momento.”
Los activistas pasaron al Acta de Igualdad de Conductor, una ordenanza que eliminó a las paradas de tráfico con pretexto (por razones menores como una luz trasera fracturada que permiten a la policía ordenar orillarse a los conductores,) pero el impacto sobrepasó las reformas individuales.
“Ese tipo de activismo no trata sólo de elevar el tema e informar a la gente, sino a educarla, movilizarla, y a presionar a los poderosos,” dice Pearson, “realmente a impulsar el cambio.”
Tikeila Rucker, directora política para la organización Memphis para Todos dice que después de Nichols, “la pasión y resiliencia de la comunidad es más evidentes que nunca, en cuanto a la lucha contra el orden establecido y la exigencia de justicia y cambios significativos para prevenir futuras tragedias.
“Al unirnos, podemos abogar por las reformas necesarias y amplificar las demandas de la gente”, dice.
La matanza en la Escuela Covenant en Nashville, en que seis personas fueron asesinadas (incluyendo a tres niños de nueve años) ocurrió el 27 de marzo, exactamente dos meses después de que se publicó la grabación del asalto contra Nichols. Aunque no parezca obvio, el Senador Estatal London Lamar (Demócrata de Memphis) indica que están ligados de forma significativa.
“Si estás hablando sobre la brutalidad policial o las leyes de armas laxas,” escribió Lamar en una declaración, “Los Tennessianos saben que la violencia contra nuestra gente es una decisión política que el partido en el poder sigue tomando.”
En los días siguientes a la matanza, un movimiento se fue configurando “Tragedias previsibles como las que hemos experimentado en nuestro estado recientemente, dejan clara la urgencia de tomar acción,” escribe Lamar. “Estamos hartos de vivir con miedo, y ya es hora de que la legislatura tome acción para resolver estos problemas en lugar de empeorarlos.”
Con frecuencia, se dice que Tennessee conforma tres estados en uno, y la unidad del estado en este momento fue notable. Uno podría considerar la diversidad regional de los Tres de Tennessee: Pearson es originario del oeste, Jones del centro y Representante Gloria Johnson (demócrata de Knoxville) del este.
“Había sectores donde grupos tomaban acción, pero ahora estamos viendo mucho más de eso”, dice Johnson. “Mucho más, y creo que eso es fantástico.”
Bianca Cunningham, de la Red de la Negociación por el Bien Común, está de acuerdo: “Antes, no había mucha colaboración a largo plazo [entre las regiones].” Cunningham ayudó a lanzar a Tennessee para Todos, que se describe como una coalición estatal de comunidades laborales, religiosas, y comunitarias. Nota que el activismo a través del estado puede ser complicado, porque “es una labor cultural, ¿verdad? Las diferencias culturales, y de intereses, diferencias de geografía y demografía. Pero ha sido muy importante.”
En su sitio, Tennessee para Todos fomenta un movimiento interseccional: “Aunque seamos de Memphis o la Ciudad de Johnson, todos queremos una vida digna para nuestras familias. Pero demasiados Tennessianos están sufriendo, mientras que los corporativos insaciables disfrutan de beneficios sin precedentes. En lugar de tomar acción para ayudar a las familias Tennessianas, los políticos se echan la culpa entre sí y fomentan divisiones. Sabemos que cuando nos unimos tras nuestras diferencias, todos podemos prosperar.”
Henderson, del Centro Highlander, dice que la matanza en Covenant “impulsó a muchos, particularmente a gente de recursos económicos de Tennessee que tal vez no hubiera actuado en pro de la justicia racial o económica, y quienes tuvieron el privilegio de no siempre tener que involucrarse en estos asuntos, pero que estaban impactados por la matanza.”
Después de la matanza, hubo manifestaciones en el Capitolio. Algunos manifestantes se dirigieron al Senado y fueron expulsados, según informes, al gritar, “¡Han muerto niños!” a los legisladores. Hubo protestas escolares. Algunos en Green Hills, el vecindario de clase media donde se encuentra la Escuela Covenant, amarraron listones en sus buzones para señalar su solidaridad. La matanza en Nashville unificó a estudiantes jóvenes, activistas resistiendo a la prohibición del drag, activistas de justicia racial, veteranos del movimiento de derechos civiles, maestros, políticos, y más.
Los Tres de Tennessee se convirtieron en figura simbólica de la lucha, pero varios activistas afirman que fue la creación de coaliciones lo que resultó en la victoria.
“Hay una gran movilización de las coaliciones que necesitamos para realizar el cambio,” dice Pearson. “Ese será el movimiento multi-racial, multi-etnico, multi-socioeconomico que transformará nuestro estado.”
¿ES UNA REVOLUCIÓN?
Después de su expulsión, el Consejo Metropolitano de Nashville y Davidson County, y la Junta de Comisionados del Condado de Shelby (Memphis) votaron de forma unánime a restituir a Jones y Pearson, respectivamente. Los dos asumieron su cargo entre multitudes que se manifestaron afuera del Capitolio. Activistas de movimientos tras el estado se reunieron en Nashville para las ceremonias y manifestaciones asociadas.
Aunque la restitución de los políticos fue una gran victoria para el movimiento, de casi 20 activistas, políticos y académicos que entrevisté para este artículo, muchos enfatizaron que el movimiento es demasiado amplio para centrarse en mártires individuales.
“Nadie vendrá a salvarnos de lo que está pasando en nuestro estado,” dice Vonda McDaniel, presidente del Consejo Central Laboral de Nashville y el Centro de Tennessee. “Stacey Abrams emergió como el símbolo de lo que ocurrió en Georgia, pero sé de muchas coaliciones comunitarias que han estado tomando acción durante un período de entre 15 y 20 años, y que fueron responsables de ese ‘momento Stacey Abrams.’”
“Lo mismo es cierto en Tennessee,” dice.
Cunningham agrega: “No tendremos un ‘momento Stacey Abrams,’ pero tendremos un momento en que el pueblo se levanta.”
Otros activistas y líderes están de acuerdo.
“Tendiendo la mano y creando coaliciones, y creando un movimiento tras el estado es lo que nos hará avanzar,” dice Johnson.
Kathy Sinback, directora ejecutiva de la Unión Americana de Libertades Civiles de Tennessee, dice que el estado está en el precipicio de “una revolución pacífica.” Es “una revolución donde verás a la gente ejerciendo el poder por primera vez — alzando la voz por primera vez — por primera vez en toda la historia de un estado con una terrible historia de atrocidades raciales.”
Muchos organizadores sociales, activistas y políticos dicen que el fervor impulsado por las protestas de Nichols y la respuesta al tiroteo en la Escuela Covenant en Nashville, persiste.
“Esa energía no desaparecerá,” dice la Senadora Estatal Charlane Oliver, demócrata de Nashville. “Seguiremos aprovechando esa energía a lo largo del verano, durante la sesión especial del 21 de agosto, y durante las elecciones intermedias de 2024. A la gente no se le olvidará, y si se le olvida, se lo recordaremos.”
Johnson cree firmemente que “[El momento de los Tres de Tennessee] se ha convertido en un movimiento social,” y que las coaliciones formadas a través de las expulsiones serán una gran parte del activismo social y de justicia racial a largo plazo.”
“Cuando estábamos en la Plaza…por los Tres de Tennessee, la muchedumbre actuaba muy parecido a las protestas de George Floyd” y esto fue mucho más que solo Tennesianos negros, recuerda Lewis del NAACP.
Estas coaliciones emergentes van más allá de divisiones regionales y han permitido colaboraciones más amplias, ofreciendo puentes para activistas urbanos, suburbanos, y rurales para actuar al unísono.
“Es esencial, particularmente en el estado de Tennessee, crear coaliciones a través de divisiones fabricadas entre las zonas urbanas y rurales,” dice Henderson. “Debido a las comunidades religiosas, organizaciones laborales, comunitarias y de justicia racial, hay potencial de activismo a nivel estatal que no sea sólo liderado por gente de áreas urbanas, sino también desarrollado estratégicamente por gente de áreas rurales.”
Cunningham observa que la gran mayoría de los 95 condados en Tennessee son rurales, y a veces hay una suposición de que las personas en condados rurales no están de acuerdo con los movimientos sociales. Esas comunidades, dice, son esenciales para el futuro del estado. “Si queremos lograr cualquier cambio significativo en el estado, o cambiar el panorama político, tiene que venir de las áreas que han sido pasadas por alto.”
Cunningham también dice que el activismo en el Sur, donde los recursos con frecuencia son escasos, fomenta las condiciones para la creación de coaliciones. “[Porque] Tennessee ha sido tan subfinanciado, ya se había creado este ecosistema de organizaciones que dependen de sí mismos porque tenían que compartir recursos,” dice.
Casi todos los organizadores, activistas y políticos entrevistados por este artículo dijeron que hay muchas razones para ser optimistas, por el movimiento arraigado ahí.
“El movimiento solo seguirá creciendo,” dice Johnson. “Nuestros activistas son increíblemente fuertes porque las condiciones son mucho más difíciles aquí.”
Cunningham coincide: “Todos piensan que ‘Tennessee es un estado fascista. Pero hay que ver lo que está pasando en la legislatura.’ Pues bien, seremos zona cero y campo de prueba para lo que pasará en otras legislaturas. La supremacía blanca prevalece en todo el país, por lo que hay que aprender de la resistencia y lucha de los Tennesianos.”
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Henry Hicks IV is a Washington D.C.-based writer and organizer. Originally from Nashville, Tenn., he is a graduate of Oberlin College and is a Harry S. Truman scholar.